La Leyenda del Santo Grial


El Grial es tal vez el objeto más emblemático y enigmático de la mitología cristiana. El escritor medieval Chrétien de Troyes lo llama “Saint Graal” cuya probable etimología sería “San greal” o sea “Sang Réal”, la sangre real de Jesús crucificado en la cruz del Calvario. Según la tradición más difundida el Santo Grial fue la copa que Jesús usó en la última cena y fue también en esta misma copa que José de Arimatea recogió la Sangre de Cristo quien había muerto en la cruz. La leyenda establece que José de Arimatía, junto con su familia, se trasladó a Galia y él posteriormente se llevó la copa a algún lugar de Britania, en la actual Gran Bretaña. Allí depositó el Grial bajo la custodia de unos guardianes para que celosamente lo conservasen fuera de manos profanas. Se dice que la posesión del Grial otorgaba poder divino a los puros de corazón, a los buscadores del bien como el mítico Rey Arturo y sus Caballeros de la Mesa Redonda que unifican a Britania tras la caída del Imperio Romano de Occidente en el siglo V de la Era Común. En los siglos XII y XIII renace un interés por estos relatos mitológicos pertenecientes ya a un remoto pasado idealizado. La Cristiandad se encuentra sumida en el oscurantismo y el marasmo espiritual, según las palabras del mismo Papa Inocencio III, Roma es una verdadera pocilga donde los valores se han perdido e impera la corrupción. De ahí que nace toda una literatura caballeresca y que la gente se pone a soñar con la búsqueda de objetos míticos como el Grial que, según la leyenda, tendría el poder de poner fin al caos. Se idealiza el pasado, una era dorada considerada como perdida y se anhela regresar a la inocencia del Edén antes de la Caída y el pecado original. Pero el Grial no es una figura arquetípica única y exclusiva de la Cristiandad la encontramos también en otras culturas de la Antigüedad bajo diversas formas: una copa de adivinación, un cuerno de abundancia o un caldero mágico.


Encontramos una figura similar al Grial en el mito persa de la copa de “djamshid”, una copa de adivinación usada por los monarcas de Persia que se decía contenía un elixir de inmortalidad, en ella se podía observar los sietes cielos del Universo. En Génesis 44:5 vemos que Yosef ben Yaakov, visir del faraón usaba también una copa “lenajesh”/ לנחש para adivinar, tal vez a través de la hidromancia. En el África, copas se usan en el ritual de adivinación Ifa de los yorubas para consultar a Orunmila el dios de la sabiduría con el fin de conocer la causa de desgracias o asegurar bendiciones y éxito. La cornucopia (del latín cornu, ‘cuerno’ y copĭa, ‘abundancia’), conocida también como el cuerno de la abundancia (en latín cornu copĭae), es otro símbolo de prosperidad que data del siglo V A.E.C.. En la mitología griega, Amaltea crió a Zeus con la leche de una cabra. En agradecimiento Zeus le dio uno de los cuernos de la cabra que tenía el poder de dar a la persona que lo poseía todo lo que deseaba. De ahí surgió la leyenda de la cornucopia. En el Mundo Antiguo abundaron estos seres “cornudos” como el Pan de los griegos o Cernunnos de los celtas, dios de la abundancia y de los animales salvajes quien sale representado en el caldero de Gundestrup. El ciclo artúrico cristianiza antiguos mitos heredados de los druidas celtas de Irlanda, Gales o Escocia. Por ejemplo Dagda o “daga devos”, llamado el “dios bueno” y “Señor del conocimiento” quien era una de las divinidades más importantes del panteón irlandés, estaba estrechamente asociado con la abundancia. Su “caldero mágico” inagotable, se decía, podía alimentar a más de mil hombres u otorgar el saber universal a quien ingiriera su contenido, también tenía el poder sobrenatural de resucitar a los muertos. En Gales otro caldero famoso era el de la diosa Ceridwen, quien “era madre de tres hijos: Crearwy, la joven más hermosa del mundo; Morvan que era un hombre feo, pero fuerte y valiente en la batalla y Afagduu que era tan terriblemente feo que no sería aceptado jamás por la sociedad. Cerridwen decidió compensar la fealdad de su hijo volviéndolo el más grande de los bardos galeses, para lo cual prepararía una poción, de la cual sólo las tres primeras gotas serían mágicas, siendo el resto un letal veneno. La poción hecha con seis hierbas mágicas debía cocinarse durante un año y un día; para vigilar la poción, Ceridwen tenía dos sirvientes, el anciano y ciego Morda y el joven Gwion (o Gwyon) a los cuales había advertido que no tocaran ni una gota de la poción, so pena de sufrir una muerte terrible. Pero un día que Gwion se encontraba removiendo la poción, tres gotas del líquido ardiente saltaron sobre su mano, instintivamente, Gwion se llevó la mano a la boca, obteniendo así los dones que estaban destinados a Afagduu. Furiosa, Cerridwen persiguó a Gwion para matarlo, pero el joven, utilizando sus nuevos poderes mágicos, se convirtió en liebre. Cerridwen, entonces, se convirtió en perro; Gwion se transformó entonces en pez y saltó a un río, Cerridwen se volvió nutria y continuó la persecución; Gwion se convirtió en gorrión y Cerridwen en águila. Finalmente, el joven se transformó en un grano de trigo y Cerridwen, en forma de gallina, se lo comió. Cuando Cerridwen volvió a su forma humana, se dio cuenta de que estaba embarazada y que el niño que llevaba en su vientre era Gwion y resolvió matarlo en cuanto naciera. Sin embargo, cuando el bebé nació, era tan hermoso que Cerridwen no se atrevió a matarlo, así que metió al bebé en un saco de piel de foca y lo tiró al mar. Sin embargo, el niño sobrevivió y fue recogido en la costa por un príncipe llamado Elphin, el cual adoptó al bebé, llamándolo Taliesin. Con el paso del tiempo, Taliesin se marchó a la corte del Rey Arturo, donde se convirtió en el arpista principal y en consejero del rey”.


Un famoso poema galés llamado “Preiddeu Annwn”, describe a Arturo y sus hombres aventurándose en el inframundo celta para robar la Caldera de Annwn que tenía el poder de restaurar la vida a guerreros muertos. También en la tradición cristiana, la Copa tiene poderes restauradores. Asimismo nos dice Robert de Boron, la cosa llamada Grial "concedía todos los deseos terrenales en abundancia." En si no importa la historia a saber si es verdad o no sino el símbolo y su significado arquetípico. Y el caldero como arquetipo es símbolo del principio femenino, al igual que el cáliz o la caverna y es comúnmente asociado al útero, así como a procesos de transformación y renacimiento. El Grial representa el seno materno, la vulva femenina, el ciclo menstrual. Simbólica y masónicamente el Grial se relaciona con la Iniciación, el viaje iniciático en la Matriz o Vitriolum que en latín es: “Visita Interiore Terrae Rectificando invenies occultum lapidem universalem medicinam” o "Visitabis interiora terrae, rectificando, invenies occultum lapidem, veram medicinam", que significa "Visitarás los interiores de la tierra, rectificando, encontrarás la piedra oculta, la verdadera medicina", la luz, el elixir de conocimiento. El Grial según Fulcanelli es el mismo iniciado, la copa o “kos”/כוס en hebreo suma 86 al igual que Elohim/אלהים y precisamente en el proceso iniciático debemos aprender a encontrar nuestro Dios interior, ver adentro introspectivamente. “Kos”/כוס con otra vocalización se convierte en “kus”, la vagina, el interior de la Tierra, la muerte y renacimiento a una nueva vida. Ahora si a la palabra “kos”/כוס le agregamos 1 según el principio de “im ha-kolel”, nos da 87, siendo 6 su “mispar katán”/número reducido al igual que las palabras “daat”/דעת/conocimiento profundo = 474 = 15 = 6 y “kli” כלי/recipiente, utensilio = 60 = 6.


Nosotros somos los kelim/ כלים que buscamos ser llenados por la Luz Infinita/ “Or in sof” סוף אין אור = 207 = 9 de la Verdad//Emet = 441 = 9. Todos y cada uno debemos buscar nuestro Grial personal y llenarlo con la Verdad, el Bien y el amor a la Humanidad, al Progreso. Para muchos la “búsqueda del Grial” rima con algo imposible, un ideal inalcanzable, no así para el Masón que busca el Daat, el conocimiento profundo y la Jojmá/חוכמה/Sofía/שופיא oculta tras las siglas hebreas en At”Bash de su nombre, Baphomet/בפומת. El Iniciado busca este “baaf metis” o “baf metheos”/”bautismo de conocimiento” y sabiduría, difuminar las tinieblas, y que se haga la Luz, ¡más y más luz! Ruega el Masón.


El cáliz de la amargura


Está muy vinculado a la iniciación, tras haber superado las 3 pruebas tipificadas como 3 viajes iniciáticos (el aire, el agua y el fuego) que son 3 purificaciones simbólicas. Al iniciado le fue primero dado el cáliz de la dulzura directamente procedente de Oriente y en este proceso tiene sed de más, de mucho más pero es tan breve este sorbito seguido por el trago amargo, del que uno no puede desistirde para un bien mejor. En la vida hay muchas pruebas muchas veces amargas ante las cuales no nos podemos negar sin traicionar nuestro honor y nuestra fidelidad.


Tenemos que pasar con éxito la prueba, este trago que parece interminable también pasará y volverá la dulzura, la felicidad a nuestras vidas. Todo es cíclico nos dice Lao-Tzu en el Tao Te Ching en el capítulo 23:

Un huracán no dura toda la mañana.

Un aguacero no dura todo el día.

¿Quién hace estas cosas?

El cielo y la tierra.

Sí las cosas del cielo y la tierra

no pueden durar eternamente,

¿cómo las cosas del hombre?


Y así son nuestras vidas no todo es placer, también hay dolor, pruebas, devastaciones, destrucciones pero uno se vuelve a levantar. Hay que ser fuertes y resistir las pruebas que nos presenta la vida:


כִּי שֶׁבַע יִפּוֹל צַדִּיק וָקָם

Ki shiva ipol tzadik ve-kam

Porque 7 veces caerá el justo y se levanta

(Proverbios 24:16)


Todos tenemos pruebas porque ninguna vida es color de rosa y los cálices de amargura que muchas veces tenemos que probar son el paso necesario para crecer y elevarnos, el camino de la vida es un constante proceso iniciático, estamos en este mundo para superarnos y aprender lecciones.


Marcel Leo Léger

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